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Mostrando entradas de febrero, 2021

ALMA DE ORACIÓN (3 de 10)

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  Sigue sus estudios de música e intensifica las clases particulares de cultura general, demasiado tarde para sacar de ellas todos sus frutos. Sigue viajando con su madre y hermana y pasa sus vacaciones en Lorena, el Jura y los Vosgos. En sus cartas de esta época a sus amigas y amistades manifiesta su entusiasmo por las maravillas de la naturaleza, montañas y mar, expresa la alegría de encontrarse con sus amigas, es muy expresiva, de jugar al tenis y al croquet, de participar en sesiones musicales. En todas partes es querida. Una persona que la trata solo durante unos días resume así sus recuerdos sesenta años después: muy viva, dotada de gran atracción, tomaba parte con entusiasmo en las distracciones de nuestra edad. Isabel era demasiado atractiva para poderlo olvidar. Cualquiera podría pensar que en este ambiente era una joven un tanto mundana. Todo lo contrario. En este ambiente hace de su vida una continua oración en el amor a Jesucristo. Hace para Jesús una celda en su corazón. E

ALMA DE ORACIÓN (2 de 10)

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Como carmelita que es en el mundo hizo de la oración su vida, que eso es la vida de la carmelita, como ella escribirá ya desde el Carmelo: “pudiera contestarte que para la carmelita no hay más que una ocupación: amar y orar, dando a entender que amar y orar es lo mismo como lo es en hecho de verdad, que la oración no es otra cosa que trato y diálogo de amor. La vida de la carmelita es una perenne comunión con Dios desde la mañana a la noche y desde la noche a la mañana. Se podrían multiplicar las citas a este respecto. Y esta es su vida en el mundo. Aparentemente es como las demás, una más de la sociedad. De hecho, continúa sus viajes y visitas a los amigos de Dijon y de fuera. Sigue con las reuniones de amigas. Se viste con elegancia. Destaca en los círculos de amigas de militares y en las veladas de baile, donde conoce a numerosas personas. Los jóvenes psicólogos se dicen entre sí: Esta no es para nosotros; basta observar su mirada. Pero en realidad es muy distinta. Es una vida inm

ALMA DE ORACIÓN (1 de 10)

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  En su vivencia del Carmelo en el mundo no pudo por menos de dar una importancia total a la oración que es la esencia del Carmelo. En verdad es un alma de oración desde jovencita, porque ama mucho. “Nos amamos”, contestó a una amiga de su madre que no se explicaba que pasase tantos ratos de oración. Oración que simultaneaba con el vencimiento de sí misma, que oración y regalo no se compadece, y oración que lleva a los momentos de esparcimiento y diversión con sus amigas. Le pide al Señor que ya que no le concede la soledad del claustro le dé la soledad del corazón: que viva de continuo en una soledad con Él, que nada sea capaz de distraerla: “Vos sabéis bien mi divino Esposo, que cuando asisto a esas fiestas mundanas, mi mayor consuelo es recogerme dentro de mí misma y gozar de vuestra divina presencia. ¡Os siento tan íntimamente dentro de mí!” (R p.116) El encuentro con el Camino de Perfección de Santa Teresa, que le hizo muchísimo bien y gran provecho a sus 18-19 años, le influyó e

CARMELITA EN EL MUNDO (3 de 3)

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Con anterioridad le describe la vida de la carmelita que “está hambrienta de silencio para escuchar siempre, para penetrar más en su ser infinito; está identificada con aquel a quien ama, le encuentra en todo, le irradia a través de todas las cosas. ¿no es este el cielo en la tierra? Este cielo, querida Germanita, lo lleva en su alma, puede ser ya carmelita, porque la carmelita es por dentro, donde Jesús la reconoce, es decir por su alma” (Cta 133: 17.8.1902). Sólo le faltó añadir: como yo misma lo viví siendo seglar en el mundo. Escribe Conrad de Meester: “No olvidemos tampoco –y es muy importante subrayarlo- que Isabel ha vivido como joven seglar, lo que ella alaba más tarde ya carmelita. Antes de su entrada en el Carmelo, siendo una jovencita, vivía ya “dentro”, en los viajes, con las amigas, en su casa, tocando el piano. Ella se sentía llevada y atraída por la presencia de Dios y respondía con una generosidad sin límites. Una parte considerable de sus escritos datan precisamente de

CARMELITA EN EL MUNDO (2 de 3)

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Dentro de dos meses me dejará entrar en el Carmelo ¡Lo he deseado tanto! ¡He esperado con tantas ansias este día que me parece un sueño! Escribe al canónigo Angles el 19 de mayo de 1901 (Cta 55; cfr Cat 31.12. 1902 a Angles)   Quien así piensa, así se expresa y reacciona y siente no puede menos de vivir el Carmelo, la vida de la carmelita antes de entrar materialmente en el convento.   Para ella ser carmelita es vivir sólo para Jesús “a solas con Vos solo, sin ocuparme de otra cosa sino de Vos, ni vivir con nadie sino con Vos, ni conversar con nadie sino con Vos” (R p.105). Es vivir en presencia de Dios. ¡Es tan fuerte esta presencia de Dios! Es aquí, muy dentro, en el cielo de mi alma, donde me gusta buscarle, puesto que Él ni me deja un instante (R p.152).   En una carta a una amiguita de quince años le describe la vida del Carmelo para que la viva en el mundo en el espíritu, sin duda recordando lo que ella misma había vivido de seglar. “He aquí toda la vida del Carmelo, vivir con Él

CARMELITA EN EL MUNDO (1 de 3)

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Antes de su entrada en el Carmelo, quiero detenerme en su vida carmelita en el mundo y de su vida de oración. Piensa en el Carmelo desde niña. A sus catorce años piensa ya en el Carmelo. Después de relatar su voto de virginidad a sus catorce años escribe: Un día, después de comulgar, me pareció que pronunciaban el nombre de Carmelo en el fondo de mi alma. Desde ese momento no tuve ya otra ilusión que encerrarme en sus rejas para siempre. Una amiga suya de infancia que tuvo que cortar sus relaciones con ella por tener que marcharse a Inglaterra cuando Isabel contaba 15 años, confiesa que un día la tomó aparte y le confió que aquella misma mañana durante la acción de gracias había entendido claramente que era el Carmelo el     lugar donde el Señor la llamaba (R p.69), y que a partir de ese momento no le hablaba de otra cosa. La vocación la tiene desde niña, como ella misma dijo al canónigo Angles: No era más que una niña y, sin embargo, usted no dudó de la llamada divina (Cta 111:17.4.19

VISIÓN PANORÁMICA DE LA VIDA Y PERSONA DE ISABEL DE LA TRINIDAD (6 de 6)

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  En junio de 1899 su madre le permite de nuevo reanudar sus visitas al Carmelo, interrumpidas durante tanto tiempo. Esto la esponjó el alma y en el Carmelo encuentra el camino para desarrollar en alegría su vida de amor e intimidad con Jesús al contacto con las religiosas, especialmente con la Madre Priora. Las religiosas veían el entusiasmo con que limpiaba el polvo de las rejas del coro, la alegría de su semblante durante el rato que pasaba a la sombra del convento. Para ella era un suplicio las vacaciones que le privaban de poder mirar los muros del convento y acercarse a sus puertas donde encontraba sus delicias. Recordando, ya religiosa, la contemplación de paisajes maravillosos de Suiza y la contemplación del mar inmenso, dice que en el claustro encuentra todos esos horizontes maravillosos de Dios. El 23 de enero de 1900, al acabar sus últimos ejercicios espirituales agradece al Señor todo lo mucho que le ha dado y le pide que pase haciendo el bien el tiempo que le queda

VISIÓN PANORÁMICA DE LA VIDA Y PERSONA DE ISABEL DE LA TRINIDAD (5 de 6)

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Cercano ya el día de entrar en el Carmelo dice: “En las reuniones que había de tener con mis amigas a quienes yo apreciaba, sin embargo, con todo mi corazón, experimentaba mi alma una sensación de vacío francamente atormentadora, parecíame un vivir sin vivir, un vivir no viviendo” (R p.130)   En esa corriente de interioridad, traducida, según confesiones de personas que la trataron en su vida en el mundo, en piedad, en fervor, devoción fervorosísima, recogimiento que en hora y media no la vi hacer el más ligero movimiento, preparándose para la confesión, en ayuda y entrega en la catequesis, en paciencia y delicadezas incomparables, en cariño inmenso, en piedad llena de unción, en enamoramiento de Dios, hecha sagrario de Jesús (Rp120-124;141; cfr p. 66-7). Una persona que la conoce desde su diez y siete años dice, que todas las páginas de vida interior que ella ha podido leer en Isabel se resumen en una sola palabra: el amor… Nuestro Señor era su pasión (R p.153-4)   La gran m

VISIÓN PANORÁMICA DE LA VIDA Y PERSONA DE ISABEL DE LA TRINIDAD (4 de 6)

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  A sus trece años compone una oración a Santa Isabel llena de sencillez y contenido espiritual.   Tenía dotes excepcionales. Una religiosa al salir del locutorio del Carmelo después de una conversación mantenida con Isabel de la Trinidad exclamó: Verdaderamente tiene dotes subyugadoras (R p.48)   Muy jovial por temperamento, nos confiesa ella misma, me gustaba mucho divertirme; aunque las fiestas mundanas, aún en esa misma edad, me tenían en una cierta alerta constante por miedo a mi corazón. Con toda mi resolución de ser toda de Dios (desde los siete años) me preservaba inmune del atractivo del placer. Cuando me invitaban a pequeñas reuniones iba a recogerme en oración en mi cuarto un buen rato, antes de salir de casa, porque el conocimiento de mi natural vivacidad me obligaba a gran vigilancia sobre mí misma (R p. 57-58)   Iba a cumplir catorce años cuando un día después de comulgar sintió una fuerza interior irresistible a tomar a Jesús por su único esposo y se consag

VISIÓN PANORÁMICA DE LA VIDA Y PERSONA DE ISABEL DE LA TRINIDAD (3 de 6)

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El día de su primera comunión el 19 de abril de 1891 marcó un hito en la marcha de su vida humano-cristiana. Comulgó emocionada y con las lágrimas deslizándose suaves de sus ojos. Al salir de la Iglesia –como confiesa una compañera de comunión, le dijo: “ya no tengo hambre, Jesús me ha saciado” (R p. 44). Más tarde, ya religiosa, repetirá en distintas ocasiones: Qué bien me ha saciado. La tarde de aquel día va al Carmelo y tiene una entrevista con la futura Priora y fundadora del Carmelo de Port-Royal, María de Jesús, en quien produjo la presencia de la joven una impresión imborrable. Le dijo que su nombre de Isabel significa Casa de Dios. Este pensamiento le impresionó vivamente y lo escribió en una estampa que todavía se conserva. Tu lindo nombre oculta un gran misterio/ que en este feliz día se cumplió/ Tu corazón, oh niña, en el destierro;/ Casa es de Dios (Isabel) del Dios que es todo amor. Este primer encuentro con Jesús realizó en Isabel un cambio profundo y rotundo, se co

VISIÓN PANORÁMICA DE LA VIDA Y PERSONA DE ISABEL DE LA TRINIDAD (2 de 6)

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De pequeña era un demonio, dice su madre, pero al mismo tiempo por su abuela enferma no sólo reza, sino que enseña a rezar a su muñeca. Era turbulenta, “muy viva, incluso colérica: Berrinches, verdaderos berrinches, muy diablo”. Su madre habla de sus ojos furiosos y una amiguita, unos años más tarde, de su mirada furiosa. Dotada de un temperamento sumamente impetuoso que le hacía caer hasta los siete años en arrebatos de cólera. Siempre tenía que salir con la suya. Pero tras ese carácter impetuoso escondía un corazón de oro y quería mucho a sus padres y una fuerza de voluntad excepcional. Su madre se dio cuenta de que el mayor castigo que podía darle era privarla del beso materno antes de irse a acostar. Isabel bendecirá un día este recurso educativo de su madre que desde pequeña supo enseñarle a vencerse por amor. La educación por amor de su madre surtió su efecto en la primera confesión que hizo para la primera comunión el 19 de abril de 1891. La marcó sobrenaturalmente con tanta f

VISIÓN PANORÁMICA DE LA VIDA Y PERSONA DE ISABEL DE LA TRINIDAD (1 de 6)

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A modo de introducción hacemos un recorrido por la vida y persona de Isabel de la Trinidad de una manera sucinta, fijándonos más en su personalidad. Nació el 18 de julio de 1880 de padres cristianos; su padre era militar, capitán y normando y su madre ama de casa, dotada de gran facilidad para las relaciones. Fue bautizada el 22 del mismo mes, día de Santa María Magdalena, algo que le dejó marcada porque a lo largo de su vida esta santa ocupa un lugar destacado en varios aspectos de su persona, como “porque amó mucho…que le dice al abate Chevignard y a continuación le recuerda: “Es también fiesta para mi alma, pues celebro el aniversario de mi bautismo. Y ya que usted es el sacerdote del Amor vengo a pedirle con permiso de la Reverenda Madre que tenga la bondad de consagrarme a Él mañana en la santa Misa, Láveme en la sangre del Cordero Inmaculado para que, virgen de cuanto no es Él, viva para amar con una pasión cada vez mayor, hasta esa feliz unidad a la que Dios nos ha predestin