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Mostrando entradas de julio, 2021

Solo el amor 6 de 6

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Ante la propuesta de un casamiento que le ofrece su madre, un partido magnífico que no volverá a encontrar jamás, son admirables las palabras que pone en boca de Jesús, que no le abandone, que no le deje, que está tan abandonado… aunque le ofrece un camino de sufrimientos y trabajos y la respuesta de Isabel, cuyo corazón no es libre pues se lo dio al Rey de los Reyes y no puede disponer de él: “Sí, amor mío. Vida mía, Esposo amado a quien adoro, estate tranquilo. Estoy dispuesta a seguirte por ese camino de sacrificios” (D 124: 31.3.1899) “Te devolveré amor por amor, sangre por sangre, has muerto por mí, pues bien, yo moriré cada día a mí misma, cada día soportaré nuevos sufrimientos y un nuevo martirio. Y esto por ti, a quien tanto amo” (D 126: 31.3.1899) Ve su vocación al Carmelo como una prueba del inmenso amor de Jesús a ella. Pone en boca de Jesús: “No puedo darte una prueba mayor de mi amor, me ha dicho. Esta vocación está reservada a las almas más amadas de mi corazón” Y y

Solo el amor 5 de 6

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En carta al canónigo Angles, le escribe que sabe a quién se ha confiado (2 Tim 1,12) y que lo único que desea es amarle a Él solo. “Solo pido una cosa: amarlo con toda mi alma, con un amor verdadero, fuerte y generoso” (Cta 38: 1.10.1900). En otra le dice: “¡Oh, cuánto amor! (de Dios para con ella) Pero esta palabra lo dice todo. Vivir de amor quiere decir que no se vive más que de Él, en Él y por Él. ¿No es esto tener ya en la tierra un poco el paraíso?” (Cta 55: 19.5.1901) Estas palabras son eco de las que no mucho antes escribió a Margarita Gollot, joven que se preparaba para entrar en el Carmelo, aunque luego no entró: “pero mientras quiera dejarnos en la tierra, amemos, amemos cuanto podamos, vivamos de amor, mi queridísima hermanita” (Cta 41: 18.3.1901) Un sermón, oído en la Misión, le despierta fuertemente el deseo de salvar almas, que lo tenía muy acendrado y escribe: “Mi corazón arde en el deseo de convertir almas. Esta idea me persigue aún en el sueño. No tengo un momen

Solo el amor 4 de 6

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“! Oh, Jesús! ¡Mi vida, mi amor, mi esposo, ayudadme!... Jesús, buen Maestro, supremo amor, os inmolo mi voluntad, que sea una con la vuestra” (D 16: 24.2.1899) Pidiendo al Padre por la conversión de su vecino Chapuis le dice: Yo os ofrezco mi vida. Os la he ofrecido desde hace mucho en holocausto para consolar a mi esposo querido. Enviadme la muerte. Hacedme sufrir lo que queráis. ¡Ah! Eso es lo que deseo, pero dadme esta alma, dádmela para Jesús. Mi amor, mi vida, por Jesús cuya causa defiendo. Vos no podéis negarme nada pedido en nombre de esta Hostia, de esta víctima sublime. Por eso, en su nombre, yo, pobre y miserable criatura, me atrevo a levantar mis ojos hacia Vos, porque yo le amo hasta morir de amor…” (D 17:1.3.1899) Volviendo de la Catedral donde se había abierto la Misión, escribe: “¡Con qué fervor he rogado y suplicado al Dios todopoderoso por los pobres pecadores! ¡Cómo le he ofrecido el sacrificio de mi vida, a ejemplo de Jesús, mi esposo querido, por cuyo amor an

Solo el amor 3 de 6

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Un aspecto que destaca en los escritos y en la vida de Isabel de la Trinidad es el amor de Dios a ella y de ella a Jesús. No quiere más que amarle y experimentar su amor. Al alma de Isabel podemos asomarnos a partir de 1899 que tenemos su Diario y sus Notas íntimas. En los que va desgranando con sencillez y libertad de espíritu las riquezas de su alma. Y la riqueza más preciosa es la del amor, solo el amor. En las primeras líneas del Diario leemos, ante lo mucho que le cuesta vencer su defecto dominante: tendencia a encolerizarse, cuando le hacen una observación injusta, “me parece como si la sangre hirviese dentro de mis venas; todo su ser se revela. Pero Jesús estaba conmigo. Sentía su voz en el fondo de mi corazón y entonces me sentía dispuesta a sobrellevarlo todo por amor” (D 1: 30.1.1899) Tres días después escribe: “Soy la esposa de Jesús… ¡Oh! Que me muestre siempre digna de mi esposo amado… y tenga la felicidad de demostrarle mi amor” (D 2.2.1899) No olvidemos que cuand

SOLO EL AMOR 2 de 6

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El posromanticismo llena el ambiente en que se mueven sus años jóvenes y en el que ella sabe acompañar el sentimiento religioso de una firme voluntad, de una determinación muy determinada, de llegar hasta el fin del ideal presentido y de una decidida resolución a sacrificarse a sus exigencias, que son características del amor auténtico. Como dice María Bouverot, una amiga de los años de juventud: “Tenía un corazón muy sensible, un carácter alegre y ardiente”, y al mismo tiempo “se le notaba poseída totalmente por el Señor” (PO 283). Para Isabel escuchar a su corazón era obedecer a Jesús por amor a Él. Acerca de esta sensibilidad escribe a su amiga Margarita Gollot: “Tal vez soy demasiado sensible, querida hermana, pero me ha gustado mucho que me diga que soy la más querida hermana. Me gusta releer estas líneas” y al final de la carta le remata: “Querida hermana, déjeme pedirle una cosa: si me ve con otra , si todo la hace creer que yo la dejo, no lo piense nunca , pues no conocería

SOLO EL AMOR 1 de 6

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Según la enseñanza bíblica Dios es Amor (1Jn 4.8) y todo lo creado lo gobierna bajo el signo del amor. Y por eso lo único que cuenta y vale delante de Dios es el amor. Es clásico el texto de San Pablo: Aunque hablara las lenguas de los hombres…aunque tuviera el don de profecía… si no tengo amor nada me vale… (1Cor 13, 1-13). Por eso Dios de lo único que se precia en la persona humana, lo único que quiere y le pide es el amor, como enseña San Juan de la Cruz: “porque todas nuestras obras y todos nuestros trabajos, aunque sea lo más que puede ser, no son nada delante de Dios; porque en ellas no podemos dar nada ni cumplir su deseo, el cual solo el de engrandecer el alma. Para sí nada de esto desea, pues no lo ha menester, y sí, de algo se sirve, es de que el alma se engrandezca; y como no hay otra cosa en que más la pueda engrandecer que igualándola consigo, por eso solamente se sirve de que le ame; porque “la propiedad del amor es igualar al que ama con la cosa amada” (CE c.28.1). “E