ALMA DE ORACIÓN (3 de 10)
Sigue sus estudios de música e intensifica las clases particulares de cultura general, demasiado tarde para sacar de ellas todos sus frutos. Sigue viajando con su madre y hermana y pasa sus vacaciones en Lorena, el Jura y los Vosgos.
En sus cartas de esta época a sus amigas y amistades manifiesta su entusiasmo por las maravillas de la naturaleza, montañas y mar, expresa la alegría de encontrarse con sus amigas, es muy expresiva, de jugar al tenis y al croquet, de participar en sesiones musicales. En todas partes es querida. Una persona que la trata solo durante unos días resume así sus recuerdos sesenta años después: muy viva, dotada de gran atracción, tomaba parte con entusiasmo en las distracciones de nuestra edad. Isabel era demasiado atractiva para poderlo olvidar.
Cualquiera podría pensar que en este ambiente era una joven un tanto mundana. Todo lo contrario. En este ambiente hace de su vida una continua oración en el amor a Jesucristo. Hace para Jesús una celda en su corazón. Escribe en Notas íntimas: “Que mi vida sea una oración continua, un prolongado acto de amor. Que nada pueda distraerme de ti, ni los ruidos ni las distracciones. ¿Verdad? Me gustaría tanto, oh, mi Señor, vivir contigo en el silencio. Pero lo que amo sobre todo es cumplir tu voluntad. Y ya que quieres que esté todavía en el mundo, me someto de todo corazón por amor tuyo. Yo te ofrezco la celda de mi corazón para que sea tu pequeña Betania. Ven a descansar. Te amo tanto… Quisiera consolarte y me ofrezco a ti como víctima, oh, Maestro, por ti, y contigo” (NI: 23.1.1900)
Ya antes de entrar en el Carmelo da a Dios este título, que fue muy querido para ella. Amor es oración.
P.
Román Llamas ocd
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