VISIÓN PANORÁMICA DE LA VIDA Y PERSONA DE ISABEL DE LA TRINIDAD (3 de 6)
El
día de su primera comunión el 19 de abril de 1891 marcó un hito en la marcha de
su vida humano-cristiana. Comulgó emocionada y con las lágrimas deslizándose
suaves de sus ojos. Al salir de la Iglesia –como confiesa una compañera de
comunión, le dijo: “ya no tengo hambre, Jesús me ha saciado” (R p. 44).
Más
tarde, ya religiosa, repetirá en distintas ocasiones: Qué bien me ha saciado.
La tarde de aquel día va al Carmelo y tiene una entrevista con la futura Priora
y fundadora del Carmelo de Port-Royal, María de Jesús, en quien produjo la
presencia de la joven una impresión imborrable. Le dijo que su nombre de Isabel
significa Casa de Dios. Este pensamiento le impresionó vivamente y lo escribió
en una estampa que todavía se conserva. Tu lindo nombre oculta un gran
misterio/ que en este feliz día se cumplió/ Tu corazón, oh niña, en el
destierro;/ Casa es de Dios (Isabel) del Dios que es todo amor.
Este
primer encuentro con Jesús realizó en Isabel un cambio profundo y rotundo, se
convirtió en una niña obsequiosa, modelo de delicadeza; no vuelve a dar
muestras de impaciencia; le sale alguna lágrima furtiva que se escapa de sus
ojos, expresión del tremendo combate que se está librando en su corazón. La fuerza
enorme de su voluntad hace aflorar la ternura de su corazón sobre la
impetuosidad que la caracteriza.
P. Román Llamas ocd
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