carta P General Miguel Márquez
Querido Román
padre y hermano.
Nos sentimos todos huérfanos de tu presencia en esta
hora de despedidas. Pero quiero expresarte lo que no te dije en vida ahora que
me puedes escuchar mejor aún, aunque siempre escuchabas atento.
Gracias
por tu testimonio de entusiasmo por la vida y por el presente. Gracias por
regalarme en tu persona un ejemplo de dignidad amable y de amistad fiel con
tantísima gente que encontraba en ti un apoyo seguro y una palabra sabia.
Nos
has enseñado en tu manera de vivir algo que difícilmente aprendemos: el cuidado
de ti mismo, de tu salud y de tu descanso, tus paseos y tu constancia, tu
manzana y tu zumo de limón. Hemos vivido juntos seis años que fueron decisivos.
Me enseñaste con la vida y con la entrega lo que ningún discurso acierta a
decir. Dondequiera que voy me preguntaban por ti y todos los que te recuerdan
de Roma son unánimes en la nobleza de tu presencia y la capacidad para dar alas
y confianza a cada uno. La sonrisa constante y el optimismo capaz de
neutralizar y minimizar los problemas sin esconderlos. Cordialidad y afecto
como lenguaje esencial. Muchos recuerdan con gracia que cuando hablabas
italiano ellos aprendían español. Y tu siempre reías la gracia.
Román,
en nombre de toda la Orden solo tengo palabras de agradecimiento. En nombre de
todos mis hermanos que unánimes nos sentimos orgullosos de tu persona. De
tantísima gente y sobre todo religiosas, de una forma muy especial las
carmelitas misioneras y misioneras teresianas, de las carmelitas descalzas y de
tantas y tantas otras. Gracias por tu larga vida y tu huella imborrable.
Te
has ido sin dejar de desayunar. Eso no lo podías perdonar.
Gracias
a la querida comunidad de Valladolid por cuidarte. Sigue enseñándonos a vivir
el momento presente con una sonrisa en los labios. Y dale a San José un abrazo
de nuestra parte. Me emociona pensar en tu encuentro con él. Nos has infundido
hasta la raíz el amor por San José que seguro habrá estado antes que san Pedro
a recibirte.
Gracias
por todos los que te cuidaron y te han acompañado devolviendo un poco de lo que
tú regalaste sin medida. Muchas gracias Román, hasta siempre.
Fray Miguel Márquez
India, 24 de
Noviembre de 2022
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