Solo el amor 5 de 6
En
carta al canónigo Angles, le escribe que sabe a quién se ha confiado (2 Tim
1,12) y que lo único que desea es amarle a Él solo. “Solo pido una cosa: amarlo
con toda mi alma, con un amor verdadero, fuerte y generoso” (Cta 38:
1.10.1900). En otra le dice: “¡Oh, cuánto amor! (de Dios para con ella) Pero
esta palabra lo dice todo. Vivir de amor quiere decir que no se vive más que de
Él, en Él y por Él. ¿No es esto tener ya en la tierra un poco el paraíso?” (Cta
55: 19.5.1901)
Estas
palabras son eco de las que no mucho antes escribió a Margarita Gollot, joven
que se preparaba para entrar en el Carmelo, aunque luego no entró: “pero
mientras quiera dejarnos en la tierra, amemos, amemos cuanto podamos, vivamos
de amor, mi queridísima hermanita” (Cta 41: 18.3.1901)
Un
sermón, oído en la Misión, le despierta fuertemente el deseo de salvar almas,
que lo tenía muy acendrado y escribe: “Mi corazón arde en el deseo de convertir
almas. Esta idea me persigue aún en el sueño. No tengo un momento de reposo.
Dios mío, ved los deseos ardientes de mi corazón, enviadme sufrimientos. Solo
esto puede hacerme soportar la vida. Padre celestial ‘o padecer o morir’” (D
27: 7.3.1899)
Dos
días después vuelve a expresar los mismos sentimientos. “Vos sabéis que si
sufro” es “solamente por consolaros. Llevaros almas, probaros que os amo: Pues
yo os he dado mi corazón, un corazón que no piensa sino en Vos, que no vive más
que para Vos. Que os ama hasta morir de amor. Y para ser toda vuestra me
sepultaré viva en el fondo de un claustro, sufriré mil dolores con alegría. ¡Oh
Jesús, mi esposo y mi vida, dadme cruces, quiero compartirlas con Vos! ¡Ah! No
sufráis sin mí. Que en adelante mi vida sea un sufrimiento continuo, pero que
os consuele, que os pruebe todo mi amor. ¡Oh, Jesús! quiero ganar almas” Y
repite las palabras de la Santa: “o padecer o morir” (D 32: 9.3.1899)
Abunda
en los sentimientos y ganas de acompañar a Jesús es sus sufrimientos y escribe
en su Diario: “tener parte en tus dolores, endulzarlos, llevar una cruz bien
pesada detrás de ti, esto es lo que deseo. Porque te amo ¡Oh vida mía! Te amo
hasta morir de amor. ¡Oh! Tú has herido mi corazón con la flecha de tu amor y
no puedo ser feliz en la tierra. Tú solo puedes darle la felicidad haciéndole
partícipe de tus dolores. ¡Gracias, Jesús, gracias!” (D95: 23:3.1899; cfr D 45;
12.3.1899).
P.
Román Llamas ocd
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