a) Que si el grano de trigo no muere permanece sólo él (Jn 12,24)
Por el apóstol Pablo nos dice que por
el bautismo estamos configurados a la muerte de Cristo. En su vida nos predica
que para entrar en la tierra prometida hay que pasar por la tentación en el
desierto de la vida; que hay que pasar hambre y calamidades; que si alguno
quiere ser mi discípulo que se renuncie a sí mismo, que cargue con la cruz y me
siga… (Mc 8,34).
Todo esto indica que el aspecto de la
cruz en la vida del cristiano es necesario, que no podemos prescindir de él. No
tanto de una mortificación exterior, material –ayunos, penitencias-, cuanto de
una cruz espiritual, de una mortificación interior y profunda.
No se trata tampoco de una materia
determinada en la que hay que mortificarse sino de la negación de la propia
persona en su totalidad, en todo aquello que quiere esquivar el cumplimiento de
la voluntad del Padre del cielo; es, en una palabra, la mortificación del amor
propio, del egoísmo en todos sus disfraces; es la mortificación de todo aquello
de que queremos disponer autónomamente en concreto al margen de la voluntad del
Padre, en que queremos libertad y autonomía y caminar por nuestros senderos en
vez de caminar por las sendas de Dios; es el negarse a ponerse a disposición de
Cristo y del Evangelio en todo.
P. Román Llamas, ocd
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b) Que la escuchen en los pobres.
4) Cristo es el agua viva y vivificadora
5) Jesús es el gran escuchador.
6) Esta es la actitud por excelencia de María.
EXAMEN
TIEMPO DE CUARESMA. TIEMPO DE DESIERTO
A) El desierto lugar de prueba
B) El desierto lugar de la revelación y donación de Dios.
Jesucristo y el desierto.
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