LAUDEM GLORIAE (6 DE 19)
Y
el impulso definitivo no parece habérselo dado su hermana en religión, sino,
según confesión propia, la encíclica de San Pio X del 4 de octubre de 1903: Instaurre oimnia in Chrito con la que
compone unos versos dedicado a su M. Priora:
Un
programa tan bello, dictado por el Verbo, / es el de Dios mismo desde la
eternidad / En sus escritos Pablo lo repite incansable, / ha sido su amor
grande, su inmensa caridad, / Hagamos un silencio, oigámosle hablar. / Él os
dirá, oh, Madre, el decreto solemne: / para ser puros y santos ante Él / Dios
os eligió en Él en su decreto eterno. / Grande fue la miseria que nos causó el
pecado, / ¿qué será de nosotros si Dios no nos socorre? / Rico en misericordia
es siempre nuestro Padre / y la oración de Cristo aplaca su furor. / Y para
hacer brillar la gloria de su gracia / Él nos justificó por la redención / La
gloria de su rostro ahora ver podemos, / pues Él nos ha llamado sus hijos
adoptivos (P89: 14.6.1904)
En
la poesía cita también a Juan capítulo 17, 4.6.16.19 y Colosenses 1.12.13. Esta
poesía es de 1904 y concuerda con la carta al abate Andrés Chevignard del 25 de
enero de ese mismo año. En esta carta además de utilizar el nombre de Laudem gloriae, dice por primera vez,
como indicamos, que San Pablo, en sus magníficas cartas no predica otra cosa
que este misterio del amor de Cristo y cita literalmente el texto con que
concluye la parte dogmática de la carta a los efesios (Ef 3,16-19).
P. Román Llamas, ocd
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