LA VIRGEN MARÍA DE SANTA ISABEL DE LA TRINIDAD (1 de 3)
La Virgen María de Santa Isabel de la Trinidad es una Virgen María netamente evangélica. Si la mirase sólo en toda su gloria y esplendor la vería muy lejana y le daría un temor reverencial, no se atrevería a levantar los ojos para mirarla. Pero si la contempla cercana, que sufre y muere como ella, entonces si se atreve a mirarla y convivir con ella. Así la vio también Santa Teresita a lo largo de toda su vida desde que la curó de aquella rara enfermedad siendo una niña, siempre como a la más tierna de las madres, que convive con sus hijas. Y así la retrata en su poesía Porque te amo, María. Va recorriendo los lugares del Evangelio que hablan de María, resaltando sus virtudes sencillas, su humildad. La grandeza de María para ella son los abismos de amor que llenan su corazón.
“Acerquémonos a la
Virgen toda pura, toda luminosa, para que ella nos introduzca en aquel que ella
penetró tan profundamente y que nuestra vida sea una continua comunicación, un
movimiento sencillo hacia el Señor” (Cta 165.p.653)
P.
Román Llamas, ocd
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