EL JESÚS DE SANTA ISABEL DE LA TRINIDAD (2 de 5)


Jesús lo es todo para ella. Jesús es mi vida, mi amor, mi esposo (D 16). Buen Maestro, supremo amor amado de mi corazón (D 15), mi divino esposo, holocausto sublime, cautivo por nuestro amor (D 17), holocausto supremo (D 18 y 125), mi esposo amado, Jesús, mi vida, mi amor supremo (D 20), mi amor, mi vida, mi esposo querido (D44). ¡Oh, mi esposo, mi Rey, mi vida, mi amor supremo (D 133), mi querido Jesús crucificado (D142)! Como le acabamos de escuchar, para ella Jesús es su vida. Él está siempre vivo, siempre trabajando en nuestra alma. Dejémonos construir por Él, que Él sea el alma de nuestra alma, la Vida de nuestra vida, para que podamos decir con San pablo: “Vivir para mí es Jesucristo” (Fil 1,21) (Cta 145: 19.11.1902). Amo Chistum, intitula la carta al canónigo Angles, la 131.

En su inminencia a la profesión religiosa se siente envuelta en amor a Jesús, en el misterio de la caridad de Cristo (Cta 150 y 151).

En el palo vertical del crucifijo que le regalaron para su profesión hizo escribir este texto de San Pablo: Vivo enim jam non ego, vivit vero en me Christus (Gal 2,20)

Tu eres mi todo… en mi vida no hay más que Él y Él, ¿no es todo el cielo? (Cta 187:30,12.1903)

Y en esta línea personal de Jesucristo, destaca dos aspectos: Jesucristo en su Pasión y que tenemos que ser transformados en Él.



P. Román Llamas ocd


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