La encomienda de familiares y amigas (2 de 3)


En carta a la Sra. Gout de Bize le dice que pide a la Virgen por el matrimonio de su hija Yaya; cuyo retrato ha colocado delante de la imagen de la Virgen de Lourdes, que su mamá le ha traído al convento para que Janua coeli que la introduzca en el Hogar del amor. “La he colocado delante de la Santísima Virgen de mi infancia, la de mamá, que ella me ha enviado para que me haga compañía en mi querida soledad de la enfermería y juntamente hacemos nuestros planes. He comenzado una novena, y puede ser que pronto, según la inspiración de la Santísima Virgen, trate de enviarle una cartita. ¡Tengo un sueño! Conozco una persona muy noble, de un carácter muy bueno, digno de vuestra Yaya. Quisiera que mi madre del cielo se lo dé para hacer su felicidad, esa felicidad comprada con todos vuestros sufrimientos y también YO LO QUIERO con los míos. Sí, sufro mucho estos días, y estoy muy contenta si la Virgen quiere que mi gota de sangre sirva para el éxito de mi novena” (Cta 318: 30.9.1906¸cfr Cta 322:7.19.1906, insiste en lo mismo: No sé si mi sueño se realizará…)

En otra le dice: “Deseo mucho que sea feliz y se lo he confiado a la Santísima Virgen. ¡Ella es Madre! Con ella hablamos de su porvenir (de Yaya) y no dejaré descansar a la Santísima Virgen en la tierra o en el cielo, hasta que ella haya enviado a mi pequeña Yaya el marido que le haga feliz” (Cta 315: 23.9.1906). Cuando le recuerda a su hermana Guita el hijo que lleva en sus entrañas rápidamente le viene a la memoria la Virgen María y le dice: “Piensa lo que pasaría en el alma de la Virgen cuando, después de la Encarnación, poseía en ella al Verbo Encarnado, al Dios de Dios…¡En qué silencio, en qué recogimiento, en que adoración más profunda debió sumergirse en el fondo se su alma, para escuchar a aquel Dios de quien era Madre…Guita mía. Él está en nosotros ¡Oh! Mantengámonos, pues, junto a Él, con aquel silencio, con aquel amor de la Virgen” (Cta 183: 22.11.1903)

Cuando nazca el angelito, la Isabelita, el recuerdo es para San José. “Estoy cierta de que San José acabará su obra y podrás dar el pecho a tu niña querida” (Cta 197: 12(¿).3.1904)

P. Román Llamas, ocd


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